Barcelona singular

Recomiendo el codillo, la guarnición de chucrut, la cerveza fría en jarra y la ensaladilla de fleischsalat.

Un local mágico que junto a la Granja La Pallaresa forman parte de esos recuerdos de la navidades de los años 60 y 70 en el centro histórico de la ciudad. Este local sustituye a uno más antiguo. Las granjas de esta calle datan de los siglos XVII y XVIII cuando abrieron las primeras chocolaterías.

Esta icónica pastelería nace en 1957 de la mano de Jesús Farga, presidente y fundador del Grupo, que tras terminar un curso de pastelería en Lérida, se traslada a Barcelona para dedicarse a los negocios de la alimentación. Sus prioridades han sido siempre la creatividad y la perfección. Al poco tiempo de abrirse se convierte en un punto de referencia en pastelería selecta. Un consejo, pide las trufas, de lo mejor que probarán en tu vida si te gusta el chocolate.

Cuando visité por primera vez San Sebastián en 1987, recuerdo que uno de los primero sitios a los que nos recomendaron ir a comer fue a "Lo viejo", así se referían al Casco Viejo de la ciudad, lleno de bares de pinchos. Llegamos y nos pedimos en el primer bar 9 o 10 pinchos por cabeza, eran exquisitos y muy económicos comparados con los precios de Barcelona. Enseguida pensé cómo era posible que nadie hubiera llevado ese modelo de restauración a nuestra ciudad en que las tapas eran una tradición. Bien, alguien debió pensar lo mismo porque Irati abrió sus puertas en 1992.